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Jornada de Huerta

 

Nos despedimos de 2020 con una jornada en la huerta comunitaria El Jardín de las Delicias.

Si quieres apuntarte al micro abierto puedes escribirnos a nuestro mail: csalaortiga[arroba]riseup.net

 

 

Posted in Actividades puntuales.


Contra el Estado (de Alarma)

«Hemos dejado que sea el Estado patriarcal y paternalista, con su lógica infantilizadora, el que tome las decisiones por la población. Hemos dejado que se nos cercene la capacidad de reflexión, la creatividad a la hora de buscar soluciones, la responsabilidad social de hacer lo que creemos que es mejor para nosotres y para el resto»

En las dos últimas semanas estamos asistiendo a un incremento de las tensiones sociales, que se debaten entre el individualismo más voraz y la cultura del “sálvese quién pueda” por una parte, y la solidaridad y el apoyo mutuo entre iguales por la otra, pasando por la normalización de un autoritarismo de Estado que ya se venía adivinando en el horizonte pre-pandemia.

En un lado de la cuerda tenemos a aquella gente que se puede permitir tener una segunda vivienda y aislarse allí, propagando el virus y el miedo por aquellos territorios receptores de turistas; a quienes tienen la capacidad económica de acumular comida y papel higiénico, desabasteciendo supermercados y tiendas e impidiendo que quienes viven al día puedan adquirir lo necesario para subsistir. Esta es la misma gente que luego espía por las ventanas a sus vecines más precaries, les que tienen que salir a la calle a trabajar porque en su puesto no es posible el teletrabajo, pero su empresa no para; les que llegan después de su turno de 12 horas en el hospital, después de recibir los aplausos de las 20h de rigor, y tienen que bajar al perro a la calle a que al menos mee; o les que tienen neurodivergencias reconocidas y necesitan salir a la calle. La misma gente que tiene el “privilegio” de no salir, es la que está criminalizando y denunciando a quienes no les queda más remedio que hacerlo mientras aplauden las medidas represoras del Estado y se convierten, elles mismes, en policías de balcón.

Privilegio este derivado, no de una suerte de responsabilidad social e individual, sino de la aceptación irreflexiva de unas medidas autoritarias impuestas desde arriba y “por nuestro propio bien”. Y mientras a la población se la mantiene mansamente recluida en “casa”, se ha permitido durante dos semanas que las empresas sigan teniendo abiertas sus fábricas y oficinas, sin cumplir con unas medidas de seguridad mínimas para sus trabajadores, poniéndoles en riesgo y favoreciendo el contagio entre sus familiares dependientes.

Hemos dejado que sea el Estado patriarcal y paternalista, con su lógica infantilizadora, el que tome las decisiones por la población. Hemos dejado que se nos cercene la capacidad de reflexión, la creatividad a la hora de buscar soluciones, la responsabilidad social de hacer lo que creemos que es mejor para nosotres y para el resto, y hemos caído en el discurso de que “hay que prohibir porque la gente es muy inconsciente”. Pero quien que es inconsciente, individualista y sólo piensa en sí misme, lo es porque ha sido educade en una sociedad que alienta precisamente esa forma de pensar. Ahora exigimos responsabilidad social, mañana seguiremos educando en la competitividad y en el individualismo neoliberal que alimenta este tipo de conductas antisociales.

Frente a esto, muchas comunidades se están organizando, florecen redes de apoyo mutuo y cajas de resistencia por doquier y se demuestra que otra forma de hacer las cosas es posible. Iniciativas que serían difíciles de imaginar sin un trabajo previo por parte de los movimientos sociales, muchas de ellas surgidas directamente de estos. Nacen desde abajo, desde las individualidades y colectividades de la calle, promulgan la horizontalidad frente al asistencialismo, hablan de la importancia de poner los cuidados en el centro y de la responsabilidad social e individual, no impuesta sino autoreflexionada. Hablan y denuncian también la situación que se vive en los márgenes, de las personas en situación de calle, la sin papeles, de los manteros, de las trabajadoras sexuales, de las cuidadores, de las kellys, de los repartidores de Glovo, de las personas presas en CIEs y cárceles masificadas y sin atención médica adecuada, de todos aquellos eslabones olvidados por Papá Estado, a quienes ha olvidado conscientemente, poniéndolos como carnaza, legitimándolos sólo cuando les conviene. Denuncian, como están denunciando militantes y colectivos migrantes y antirracistas, que ahora el Estado está dando papeles a las migrantes con formación sanitaria para que se pongan en primera línea frente al virus. Podrían haber regularizado su situación antes, cuando no hacía falta carne de cañón. Pero si no son útiles, no los queremos. Cuerpos de usar y tirar.

Mientras, la policía y el ejército han inundado las calles despobladas, más legitimados y empoderados que nunca, haciendo gala de su particular y violenta forma de “proteger y servir”, y dispuestos a hacer lo que en realidad siempre han hecho: vigilar y castigar a quienes desobedecen, ya sea por gusto, ignorancia o por necesidad. Prohibir es lo que tiene, desencadena actos de desobediencia. Imponer unas normas desde arriba y de forma unilateral, no teniendo en cuenta diferentes contextos como el urbano/rural, las neurodivergencias o problemas de salud mental no medicalizados (que los hay y son muchos), las necesidades de la población infantil; impidiendo el ejercicio crítico, la creatividad colectiva y la conciencia de una responsabilidad individual y social, todo esto tiene como consecuencia la no aceptación de dichas normas, la desobediencia, más o menos reflexionada, de aquellas personas que no están de acuerdo. Y su consiguiente castigo.

Aquí entra en juego nuevamente el individualismo y la lógica neoliberal, pero aquí también deberían entrar en juego nuevas formas de hacer las cosas desde los cuidados y la consciencia colectiva. Organizarse con las vecinas para ir a hacer la compra, para ver qué tal están las vecinas que viven solas o están aisladas, si quieren hablar, si necesitan algo. Utilizar los balcones, las ventanas, no para vigilar y criminalizar, sino para crear comunidades de solidaridad.

Hoy más que nunca nos seguiremos organizando para que a nadie le falte lo básico. Nos seguiremos cuidando entre nosotres, mediante protocolos de higiene y seguridad, calor y apoyo emocional en la distancia. No necesitamos del Estado como garante de nuestra seguridad. No necesitamos un príncipe-Estado que nos salve. Nos salvamos entre nosotres, en comunidad.

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LES OLVIDADES DE LA CUARENTENA

Salud mental y neurodivergencias en la actual situación de aislamiento

La imposición de aislamiento y el pánico social generado durante éstos últimos días a causa del coronavirus puede poner al límite y en situación de desamparo a los colectivos más desfavorecidos. Sin duda uno de los colectivos más prontamente afectados por la situación vendrá a ser el constituido por personas neurodivergentes y/o con enfermedad mental. Tanto el pánico social como el aislamiento son factores que pueden empeorar nuestra situación, incluso de forma muy grave. A pesar de esto, las medidas tomadas al respecto brillan por su ausencia. No se contempla ninguna medida especial y ni siquiera se tiene en cuenta la salud mental como excepción a la cuarentena.

Los ejemplos de perjuicio a la salud mental por estos motivos son amplios y diversos, siendo el caso más claro y extendido el de la depresión. Es bien conocido que el aislamiento en cuadros depresivos es un factor de mal pronóstico y empeoramiento inmediato. No se trata de un capricho irresponsable ni de una necesidad general que tengamos todes. Las personas con cuadros depresivos podemos necesitar salir a la calle, y de hecho, es una recomendación para nosotres que además muchas veces nos supone un gran esfuerzo. No se hace con gusto sino que nos esforzamos por hacerlo para mejorar. La ruptura de estas costumbres, de estos autocuidados, además por razones ajenas a nuestras propias capacidades y decisiones, puede conllevar la regresión de mejoras que hayan precisado de meses o incluso años de trabajo terapéutico. Y sin embargo ni siquiera se contempla la posibilidad de realizar excepciones a la cuarentena para estas personas, tachándolas de irresponsables, egoístas y caprichosas.

Otro ejemplo de perjuicio a la salud mental son los trastornos de control. En el contexto de algunas neurodivergencias y/o enfermedades mentales ocurre que aquellos sucesos que no pueden controlarse, o generan dicha sensación, dan lugar a la aparición de ansiedad o empeoramiento de la enfermedad mental. Suele ser común en personas con depresión, TCA (trastornos de conducta alimentaria), y en otros muchos perfiles neurodivergentes o de enfermedad mental dónde la sensación de falta de control de las propias situaciones y vivencias es uno de los factores que pueden generar sufrimiento psíquico. Es evidente que en la situación actual de alarma social generalizada, alimentada por medios de comunicación sensacionalistas, y con medidas de restricción a las libertades, las personas cuyos trastornos se relacionan con el control podemos sufrir recaídas graves de enfermedades mentales anteriormente superadas o en proceso de mejoría. Y también resulta obvio que la policía y la propia sociedad no tienen formación alguna de estas cuestiones y no pueden valorar adecuadamente ninguna de estas situaciones, no es conveniente que lo hagan y no deberían tener derecho a ello.

Asimismo, existen personas que tienen pautado por motivos psicológicos darse un paseo o salir a la calle ante ciertas situaciones. Por ejemplo, una terapia que suele realizarse ante impulsos autolesivos o pensamientos suicidas es la de realizar un paseo antes de llevar a cabo ninguna acción congruente con estos pensamientos. Evitándose así autolesiones, sobredosis de medicamentos u otras conductas que perjudican la salud mental. Estas rutinas de autocuidados no pueden fácilmente sustituirse por otras adaptadas a una cuarentena y su interrupción puede agravar la salud mental de estas personas.

Estos son sólo algunos ejemplos de cómo la situación actual de hipervigilancia y aislamiento puede afectar a la salud mental, pero existen muchos otros. Desde personas esquizofrénicas para las que esta situación de hipervigilancia puede inducirles o empeorar síntomas de paranoia, pasando por personas hipocondríacas, y hasta personas autistas para las que la convivencia continua con personas en casa puede suponer una grave ansiedad social y tampoco toleran bien los cambios de rutina.

En conclusión, desde aquí animamos a una reflexión social sobre estos temas. Ya que las personas neurodivergentes o con enfermedades mentales tenemos necesidades diferentes, y dichas necesidades no se están valorando, no se están contemplando como excepciones y, de hecho, son absolutamente desconocidas o incluso causa de burla para la sociedad y las fuerzas del estado. Y también señaladas injustamente como capricho o irresponsabilidad.

Por estas razones, desde aquí queremos animar también a las personas neurodiversas a tomar conciencia de su propia situación, a encontrar maneras para desobedecer de forma responsable las imposiciones tanto sociales como institucionales y a no sentirnos culpables ni que nos hagan sentir culpables por cuidar nuestra salud mental. Nadie mejor que nosotres conoce nuestra situación y si necesitamos salir o no, si necesitamos compañía o no, ni si entra dentro de nuestras capacidades el cambio de rutina inmediato o no. Y nadie debería tener el derecho a decirnos cómo cuidar nuestra salud mental, y si ésta es o no una causa de fuerza mayor. La decisión nos corresponde sólo a nosotres y no necesitamos a un gobierno ni a unas fuerzas del estado paternalistas y desconocedoras de nuestra situación para que nos vigilen.

Somos responsables y sabemos cuidarnos sin causar mal a nadie, teniendo las precauciones y los cuidados de higiene pertinentes, al mismo tiempo que nos cuidamos a nosotres. Y no vamos a permitir que el desconocimiento y la represión durante esta falsa cordura social nos perjudique, nos torture y nos mate sólo por tener necesidades diferentes, especiales y desconocidas por la mayoría ignorante y supuestamente cuerda.

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Acción antirrepresiva, solidaridad antifascista

Nuestro mensaje de solidaridad a todas aquellas personas que están siendo reprimidas por este Estado agresor.

CONTRA EL PODER Y LA REPRESIÓN, INSUMISIÓN Y SOLIDARIDAD

(Para descargarlo en pdf, haz click en la imagen)

 

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Represión por defender el barrio

Desde el CSA La Ortiga nos posicionamos totalmente en contra de la represión a la que se enfrentan tres vecines del barrio de las Delicias por manifestarse en contra de una mesa de propaganda de VOX. Toda nuestra solidaridad y apoyo.

¡Fuera fascistas de nuestros barrios!

(Para verl el archivo en PDF, haz click sobre la imagen)

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III Jornadas Hazlo tú misme

El concepto DIY (Do It Yourself), hazlo tu mismo, resurgió como idea contracultural dentro del movimiento punk durante los años 70. La idea es no depender tanto del trabajo asalariado ni de la compra de mercancías, que nos convierten en esclavas del capitalismo. EL DIY nos vuelve más autónomos y creativas, más autosuficientes y nos permite reciclar y reutilizar muchos materiales que sino terminarían en la basura. Cada vez somos más individualistas y cada cual se especializa en una labor, tanto en el plano laboral como intelectual, por eso nos parece tan importante colectivizar el conocimiento, sin necesidad de ser expertas en la materia. Aprendamos en comunidad a autogestionar nuestras vidas! Por estas y muchas otras razones te animamos a participar de estas jornadas y a practicar el DIY todos los dias del año!

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Presentación de las revistas Kalinov Most e Infamia

Este sábado 13 de abril a las 17:00 en el CSA La Ortiga (c/ Vizcaya, 1) tenemos la alegría de traer a Valladolid la presentación de las revistas anarquistas Kalinov Most e Infamia.

En palabras de sus creadores:

«Kalinov Most es un nombre de la mitología medieval rusa que significa Puente de Kalinov, el cual une el mundo de los vivos con el infierno, separados ambos por un río de fuego. Quien decide adentrarse en el puente es con el propósito abandonar el mundo de los vivos y lo hace por voluntad propia. Llegado a este punto no hay posibilidad de retorno por lo que el puente representa un límite donde no hay titubeos ni dudas. La opción está tomada y asumida.

Esta revista es una invitación a quebrar con lo existente, a asumir la confrontación contra el poder en toda su amplitud y complejidad sabiendo que representa un camino sin retorno del que no sabemos qué puede deparar. Al decidirnos cruzar la frontera de lo establecido dejamos atrás la monotonía y la rutina de la vida ciudadana, rompemos esquemas y dogmas esclavizadores aventurándonos en el enfrentamiento irrefrenable y permanente. No hay arrepentimiento, no hay lamentaciones, no hay pasos atrás en esta opción libre e individualmente elegida que asumimos con todo lo que pueda conllevar.»

Infamia, por su parte, es una publicación gratuita que se puede descargar y distribuir libremente. Os dejamos el editorial para ir abriendo boca:

«En la época de la Antigua Roma, la infamia era la degradación del honor civil. El afectado por ella debía haber llevado a cabo un acto deshonroso o vil, para acto seguido ser desacreditado por un censor, que le otorgaba la categoría de infame. De esta manera, el afectado no podía acceder a cargos públicos ni votar en las elecciones, lo que limitaba sus facultades sociales y jurídicas.

El derecho romano reconocía dos tipos de infamia según sus causas.La infamia iurs, era una consecuencia de un fraude o de alguna acción dolosa. La infamia facti se decretaba cuando la persona desarrollaba un acto contrario al orden público, la moral o las buenas costumbres.

Es con este tipo de infamia con el que nos sentimos identificadas, aquella que reivindicamos con orgullo, pues ¿qué tarea, acción o estrategia netamente anarquista no cabe bajo de la definición de “un acto contrario al orden público, la moral o las buenas costumbres”?

Si su orden público se basa en el ejercicio de una violencia (tanto explícita como simbólica) para obligarnos a actuar en contra de nuestros intereses y a favor de los beneficios de asesinos y explotadores, nos rebelamos contra él y nos declaramos infames. Si su moral lo único que defiende es la propiedad privada (concepto bajo el cual se lleva a cabo el expolio de la gran mayoría de desposeidas y oprimidas a través del acaparemiento de los medios de vida en unas pocas manos privilegiadas), nos rebelamos contra ella y nos declaramos infames. Si sus buenas costumbres nos atan a la jerarquización social, convirtiéndonos en seres humanos de segunda clase, nos rebelamos contra ella y nos declaramos infames.

Por eso nace esta publicación. Para extender la llama de la infamia y la desobediencia. Para luchar por la anarquía.»

¡Os esperamos el sábado!

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Gran Fiesta Solidaria con la Asamblea 8M Valladolid

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Tarde de ocio alternativo // Actividad puntual

Como todo van a ser cosas serias, desde el CSA La Ortiga también queremos compartir momentos de diversión con el barrio y sus habitantes.

Queremos reivindicar que no sólo tenemos que ir a consumir a las superficies comerciales, sino que otra forma de jugar es posible. Una forma personal y cercana en la que ejercitemos nuestra imaginación y creemos alternativas no consumistas.

Hemos creado desde hace un tiempo una pequeña ludoteca con juegos de mesa a disposición de quien quiera probarlos y además habrá alguien dinamizando alguna pequeña partida de rol para principiantes. Si no sabes jugar, no te preocupes, te enseñamos.

¡Venid, traed a vuestres peques* y amigues!

*Peques menores de 12 años acompañades.

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Tienda Gratis /// Actividad mensual

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